Cómo combatir las alergias estacionales

 

Las alergias al polen son provocadas por el polen, el cual, se compone de pequeños granos de polvo con forma de huevo que desprenden las plantas en flor. El polen es transportado por el viento, las abejas y otros insectos de una planta a otra para cumplir su función reproductora esencial. Esto es parte de los ciclos naturales para que la vida en la tierra continúe, sin embargo, cuando los diferentes tipos de polen vuelan por el aire, a menudo y, sobre todo, en lugares donde hay estaciones, pueden aterrizar en ojos, nariz, pulmones y piel.

Las alergias primaverales suelen estar causadas por los árboles, principalmente por robles, olivos, olmos, abedules, fresnos, nogales, álamos, sicomoros, arces, cipreses y nogales.

Las alergias al polen de finales de verano y otoño suelen ser causadas por el polen de las malezas. Una vez más, estas alergias pueden depender de su ubicación.

Además, si viaja a otro país o continente, podría notar que algunas alergias desaparecen o que aparecen otras nuevas, dependiendo de la estación y del tipo de plantas y pólenes de la zona.

Sin embargo, algunas alergias no son causadas por el polen, sino por mohos de interior, ácaros del polvo, caspa de mascotas o cucarachas.  Es por esto por lo que es importante conocer la causa de sus alergias y así poder prevenirlas.  Hoy nos enfocaremos en las alergias estacionales por polen.

 

Síntomas de las alergias al polen

 

Aunque algunos de los problemas más comunes que causan las alergias al polen son los estornudos, la secreción nasal y la tos, pueden dar lugar a una variedad de otros síntomas. Los síntomas de las alergias al polen pueden incluir, además:

Congestión sinusal, ojos llorosos o con picor, ojos rojos, picor en la garganta, tos, sibilancias, rasquiña en la piel, y hasta urticaria, dolor de estómago, fatiga e irritabilidad.

 

Cómo reacciona el sistema inmunitario a las alergias al polen

Cualquier alergia al polen está ligada a su sistema inmunitario. Cuando su sistema inmunitario está desbalanceado, puede provocar alergias al polen o a otros tipos de alergia. Esto puede suceder por cualquier factor corporal estresante que interfiera con la función saludable y la solidez natural de su sistema inmunológico.

Según un artículo del doctor David Jockers, si ha experimentado problemas ambientales en los primeros años de su vida, es posible que su organismo no pueda desarrollar una respuesta inmunitaria natural a cierto polen u otras cosas y le haga propenso a las reacciones alérgicas. Sin embargo, si experimenta una afección inmunitaria más adelante en su vida, puede causar estragos en su sistema inmunitario y provocar reacciones alérgicas cuando es mayor.

 

Qué órganos componen su sistema inmunitario

La primera línea de defensa del organismo humano son la piel y las mucosas, las cuales actúan como barreras física.

El grueso del sistema de defensas se compone del sistema linfático

El sistema linfático incluye los ganglios linfáticos que son pequeños tejidos en forma de judía que se encuentran a lo largo de los vasos linfáticos. Los ganglios linfáticos actúan como filtros. Diversas células del sistema inmunitario atrapan gérmenes en los ganglios linfáticos y activan la creación de anticuerpos especiales en la sangre. Los ganglios linfáticos inflamados o doloridos son un signo de que el sistema inmunitario está activo, por ejemplo, para combatir una infección.

El sistema endocrino con la actuación especial de la glándula del timo

En el timo maduran tipos especiales de células del sistema inmunitario denominadas linfocitos de células del timo (células T). Entre otras tareas, estas células coordinan los procesos de los sistemas inmunitarios innato y adaptativo. Los linfocitos T se desplazan por todo el cuerpo y vigilan constantemente la superficie de todas las células en busca de cambios. 

El Bazo

El bazo que está situado en la parte superior izquierda del abdomen, debajo del diafragma, y es responsable de distintos tipos de tareas:

  • Almacena diversas células del sistema inmunitario. Cuando son necesarias, se desplazan a través de la sangre a otros órganos. Las células carroñeras (fagocitos) del bazo actúan como filtro de los gérmenes que llegan al torrente sanguíneo.
  • Descompone los glóbulos rojos (eritrocitos).
  • Almacena y descompone las plaquetas (trombocitos), responsables, entre otras cosas, de la coagulación de la sangre.

Amígdalas

Las amígdalas también forman parte del sistema inmunitario. Debido a su ubicación en la garganta y el paladar, pueden impedir que los gérmenes entren en el cuerpo a través de la boca o la nariz. Las amígdalas también contienen muchos glóbulos blancos, que se encargan de eliminar los gérmenes. Existen distintos tipos de amígdalas: las amígdalas palatinas, las adenoides y la amígdala lingual. Todas estas estructuras amigdalares juntas se denominan a veces anillo de Waldeyer, ya que forman un anillo alrededor de la abertura de la garganta desde la boca y la nariz.

También hay tejido linfático en el lateral de la garganta, que puede desempeñar las funciones de las amígdalas palatinas si se extirpan.

La médula ósea

La médula ósea es un tejido similar a una esponja que se encuentra en el interior de los huesos. Allí es donde se producen la mayoría de las células del sistema inmunitario, que también se multiplican. Estas células se desplazan a otros órganos y tejidos a través de la sangre. Al nacer, muchos huesos contienen médula ósea roja, que crea activamente células del sistema inmunitario. A lo largo de nuestra vida, cada vez más médula ósea roja se convierte en tejido adiposo. En la edad adulta, sólo unos pocos huesos siguen conteniendo médula ósea roja, como las costillas, el esternón y la pelvis.

El intestino

El intestino desempeña un papel fundamental en la defensa del organismo contra los gérmenes: Más de la mitad de todas las células del cuerpo que producen anticuerpos se encuentran en la pared intestinal, especialmente en la última parte del intestino delgado y en el apéndice. Estas células detectan sustancias extrañas, las marcan y las destruyen. También guardan información sobre las sustancias para poder reaccionar más rápidamente la próxima vez. El intestino grueso también contiene bacterias inofensivas llamadas flora gastrointestinal o intestinal. Una flora intestinal sana dificulta la propagación de los gérmenes y su entrada en el organismo.

 

La clave para contrarrestar alergias estacionales yacería en una respuesta inmunitaria bien balanceada

Tal vez le parezca extraño que las alergias puedan tener una relación con su salud digestiva, pero la verdad es que una flora intestinal alterada y desequilibrada puede muy fácilmente hacerle vulnerable a las alergias o a aumentar sus síntomas.

De hecho, el microbioma intestinal es responsable del 70% de la respuesta inmunitaria innata del organismo y le permite diferenciar entre lo que se conoce como partículas ambientales seguras, como el polen, las malezas y el polvo, y partículas ambientales inseguras, como son bacterias malas, virus y levaduras no saludables.

Si la flora intestinal se altera a una edad temprana, puede producirse un desacoplamiento inmunitario y una hipersensibilidad a las partículas ambientales seguras. Esto no sólo puede aumentar el riesgo de alergias al polen y otras alergias estacionales, sino también el riesgo de asma, enfermedades autoinmunes e inflamación crónica, según Jockers.

 

El papel de la histamina

La histamina es un importante neurotransmisor y molécula mensajera inmunitaria. Es esencial para el buen funcionamiento del organismo.  Interviene en procesos como la respuesta inflamatoria y la comunicación con el cerebro. Los receptores de histamina se encuentran por todo el cuerpo, incluidos el músculo liso y las células endoteliales, los intestinos y el sistema nervioso central.

Aunque la histamina es esencial y desempeña un papel muy importante en su salud, es importante tener suficiente histamina, pero no demasiada. La intolerancia a la histamina significa que su cuerpo tiene demasiada histamina.

La intolerancia a la histamina, además, puede afectar a todo el organismo, incluidos los pulmones, los intestinos, el cerebro, el corazón y las hormonas. Puede provocar diversos problemas, como problemas digestivos, trastornos del sueño, problemas de vejiga, ansiedad, dolores de cabeza y problemas cutáneos. El polen y las alergias estacionales son algunos de los signos de la intolerancia a la histamina.

 

Coadyuvantes naturales para contrarrestar las alergias por polen

El estilo de vida desempeña un papel fundamental en la forma en que el sistema inmunitario actúa y responde al entorno.  Para reducir su exposición a las cosas que desencadenan sus signos y síntomas de alergia (alérgenos):

  • Quédese en casa los días secos y ventosos. El mejor momento para salir es después de una buena lluvia, que ayuda a eliminar el polen del aire.
  • Evite cortar el césped, arrancar las malas hierbas y otras tareas de jardinería que levantan alérgenos.
  • Quítese la ropa que haya llevado puesta y dúchese para eliminar el polen de la piel y el pelo.
  • No cuelgue la ropa al aire libre: el polen puede adherirse a sábanas y toallas.
  • Póngase un tapabocas si realiza tareas al aire libre.

 

Alimentos anti-inflamatorios recomendados para prevenir y/o mitigar las alergias estacionales

  • Agua filtrada y en suficientes cantidades
  • Consuma alimentos antiinflamatorios densos en nutrientes, como verduras de hoja verde, col rizada, las espinacas, la berza y la acelga, verduras, como el pepino, el apio y los espárragos.
  • Frutas de bajo índice glucémico, como el limón, la lima y las bayas, hierbas.
  • Especias, como la cúrcuma, el jengibre, menta, romero y orégano,
  • Grasas saludables, como aguacate, aceite de coco, aceite de oliva virgen extra y mantequilla ecológica o ghee.
  • Proteínas completas orgánicas y de buena calidad.
  • Alimentos fermentados, como chucrut, kimchi y kéfir.

 

Suplementos que le ayudan a prevenir o a controlar las alergias

  • Probióticos. Los probióticos juegan un papel importante en el microbioma y la estabilidad inmunitaria.Estudios han demostrado que los probióticos pueden ayudar a reducir los síntomas de alergias proporcionando mucho alivio a las personas que los utilizan.
  • Espirulina La rinitis alérgica -que probablemente conozca como alergia estacional o fiebre del heno- es un conjunto de afecciones caracterizadas por la inflamación de las fosas nasales. También puede estar causada por otras cosas a las que no se es alérgico, como los ácaros del polvo y la caspa de los animales.

Los síntomas suelen ser picor y lagrimeo de ojos, estornudos y secreción nasal. Está bien documentado que la espirulina ayuda a combatir las reacciones inflamatorias, como las alergias estacionales, bloqueando las histaminas.

Un estudio controlado con placebo descubrió que la espirulina disminuía con éxito los síntomas de la rinitis alérgica, incluida la secreción nasal, los estornudos, la congestión nasal y el picor.
Muchos suplementos sugieren una dosis de unos 2 g al día, pero múltiples estudios han demostrado que las dosis superiores suelen ser bien toleradas.
  • Vitamina D3: La vitamina D3 es crucial para la función inmunitaria del organismo.  Los niveles bajos de vitamina D3 están asociados con la inflamación crónica y las alergias.   Lo ideal sería exponerse al sol regularmente, pero si esto no es posible, en la medida que pueda utilizar terapia de luz infrarroja. O tomar un suplemento de vitamina D3 con K2, de por lo menos 5-6.000 IU al día.
  • Omega-3: Los aceites omega 3 pueden ser muy útiles para reducir las alergias por su potente efecto antiinflamatorio ya que tienen un efecto sistémico en el organismo y pueden reducir tanto la inflamación alérgica como la cardiovascular.
  • Vitamina C: La vitamina C es un potente antioxidante que puede reducir drásticamente los síntomas de la alergia, como la fiebre del heno y el asma. Puede obtener vitamina C de los cítricos, las coles de Bruselas, el brócoli, el tomate y el melón. 
  • Hoja de ortiga: Se sabe que la ortiga puede regular una variedad de acciones inflamatorias como la de la histamina. 

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