Aprenda a administrar su tiempo libre para que sea fructífero

 

 

Con la velocidad y las ocupaciones actuales (trabajo, desplazamientos, preparación de comida y limpieza), es posible que usted solo cuente con una o dos horas de tiempo libre que terminan siendo invertidas en televisión, redes sociales o interactuando con su teléfono; y esto se repite de martes a viernes. Cuando llega el fin de semana se tiene la sensación de que no hizo otra cosa que trabajar.

En realidad, usted tiene cerca de 4 horas “libres” a las que puede sacar provecho y realizar actividades que le benefician.  Vea qué momentos se adaptan mejor a sus horarios y conozca algunas de las alternativas que le propongo.

 

Es cuestión de planeación:

Si usted desea empezar a meditar, necesita arreglar un armario, organizar su contabilidad, hacer ejercicio u otra actividad que se ha ido aplazando por falta de tiempo, el domingo en la tarde es un buen momento para programar esa actividad que usted ha estado queriendo realizar.

Por ejemplo, si el lunes quiere empezar a hacer ejercicio, deje su atuendo deportivo listo para que ese día no tenga que perder tiempo pensando qué se va a poner o no encuentre las medias o la camiseta con la que quiere combinar.

Si quiere arreglar un armario, calcule el tiempo que necesita, materiales o la forma en que lo quiere organizar para que al momento de hacerlo ya tenga el mapa mental del proceso y visualice cómo lo quiere ver.

Revisar cuentas probablemente no es la actividad más entretenida, pero si usted se programa, sabe que va a necesitar facturas, o revisar precios, calculadora, etc., ha de planear con antelación los papeles o datos que necesita tener a mano, disponer el espacio donde desea concentrarse, el tiempo que va a invertir en la actividad y tener a mano su bebida preferida para acompañarle en el proceso.

Los anteriores son tan solo ejemplos de cómo programar algunas actividades que por “no tener tiempo” a menudo se aplazan o se dejan de lado.

Pero no solo se trata de obligaciones, más bien es de preferencias.  No quiere decir que ver televisión o pasarse un rato largo con su teléfono sea de lo peor, pero definitivamente no son el tipo de actividades que le van a subir el ánimo o a des- estresarle.  En ese sentido, las mejores actividades para lograrlo son el ejercicio, practicar algún deporte, participar en una ceremonia religiosa, leer, escuchar música, pasar tiempo con la familia o amigos, caminar, meditar, practicar yoga o alguna afición.

  

Momentos que puede aprovechar

Antes de irse a trabajar.  Si se le facilita levantarse temprano y su trabajo empieza a las 8h30-9h, puede levantarse una hora antes de lo usual, hacer un poco de ejercicio (20 minutos-media hora) y luego continuar con su horario. Si siente que necesita pasar más tiempo con un ser querido (su pareja, su hijo(a)), conversar un rato o preguntar cómo se va a desenvolver su día puede ser una buena estrategia antes de que cada uno inicie las actividades cotidianas.

 

Hora del almuerzo.  Para mucha gente la hora del almuerzo es “sagrada”, sobre todo en las oficinas.  Una alternativa es llevar su almuerzo listo, salir y darse una vuelta de unos 45 minutos, volver a la oficina y comer antes de retomar la actividad laboral, o viceversa, comer y salir.

 

Al finalizar las horas laborales.  Cumplir con el horario de trabajo provoca una sensación de logro, aunque falten actividades como llegar a casa, preparar de comer y limpiar después.  La ventaja es que estas son actividades maleables, es decir, se pueden adaptar a una de las actividades pendientes que desea sumar o incluso, se pueden mezclar:  por ejemplo, si desea pasar tiempo con amigos, pero también realizar una actividad física, puede invitar a sus amigos a una caminata y así, lograr dos en uno.

Entonces, ¿Ya no se debe ver televisión en la noche? Claro que sí, si es lo que usted quiere.  Mi consejo es simplemente que considere abordar su tiempo libre de manera consciente, le permita a su cuerpo recargarse de energía y des-estresarse.

  

Vea lo que 15 minutos de ejercicio moderado pueden hacer por usted

Según un estudio reciente, si usted puede acomodar 15 minutos de actividad física en lugar de relajarse, le aconseja salir y hacer un trote ligero que le dejará renovada(o), con más energía y con la mente más clara que un descanso inactivo.  Los psicólogos de la Universidad de Reims Champagne-Ardenne en Francia señalan que “un corto remate de ejercicio de intensidad moderada puede mejorar la eficiencia de ciertos procesos cognitivos gracias a incrementos de energía física”. (1)

Este estudio indica que existe un nexo entre energía, ánimo y cognición que no se ha explorado a fondo.  Según los investigadores, al presente no se había estudiado si existe una relación entre respuestas emocionales a la actividad física y los efectos de la actividad física en la función cognitiva.

El experimento se realizó examinando los efectos tanto del descanso inactivo como del ejercicio moderado en 101 estudiantes (hombres y mujeres) saludables.  Con base en hallazgos precedentes, los investigadores determinaron que efectivamente existe un nexo entre la práctica de ejercicio y una mejorada función cognitiva gracias a la descarga de energía que reaviva el ánimo y la función mental manifestada en mayor velocidad y precisión de respuesta en exámenes cognitivos.

 

Comparación entre el descanso y el ejercicio

Para establecer la relación primero se hicieron exámenes de habilidades cognitivas y emocionales a los estudiantes antes y después de correr o de relajarse.  Se determinó que la actividad física mejora el ánimo, pero también el desempeño cognitivo.

Lo sorprendente es que este estudio ha revelado además que, de hecho, el descanso inactivo redujo la energía y el ánimo, aunque se necesitan más estudios para precisar por qué ocurre esto.

Después de relajarse o correr, a los sujetos de estudio se le pidió calificar sus estados de ánimo y niveles de energía entre 7 opciones:  dinámico, activo, energizado, vigoroso, alerta, fuerte y alegre. 

Los sujetos de estudio también contestaron exámenes para determinar función cognitiva que involucraban conectar números y letras lo más rápido posible.  Los resultados de los exámenes realizados a los sujetos después de la actividad física (correr), mostraron un mejor desempeño cognitivo, así como buen ánimo y energía en general.  Específicamente, concluye el estudio, la actividad cardiovascular mejoró el control de la atención visión/velocidad perceptual a través de los incrementos del efecto vigor-energía.

 

Por el contrario, los sujetos que tomaron un descanso inactivo no tuvieron muy buen desempeño, la energía mermó después del descanso y tanto la función cognitiva como el ánimo parecieron disminuir.

 

Según Amanda Bucci, empresaria y guía para empresarios, la energía es una forma de poder.  Cuando se tiene suficiente energía, se siente que se puede lograr cualquier cosa.  Si la energía está baja, por el contrario, se puede una(o) sentir abrumada(a), fatigada(o) y dispersa(o).  La actividad física es una forma de reabastecerse de energía y mejorar tanto su ánimo como su desempeño cognitivo.

 


Dejar un comentario