Cuidado con los antibióticos

 

 

La resistencia a los antibióticos es actualmente una de las mayores amenazas para la salud mundial, alimentaria y el desarrollo.

                                                 (Organización Mundial de la Salud 5-2-2018)

 

Desde hace algunos años ya, la comunidad científica ha estado advirtiendo de esta crisis global. Pero, tanto la industria médica, como la farmacéutica y la agrícola no le han prestado atención.  Ahora, la humanidad se está volviendo vulnerable a enfermedades resistentes a los antibióticos.

Todo empezó en 1928 con el descubrimiento de la penicilina y desde allí, los antibióticos han jugado un papel crucial al combatir bacterias e infecciones.  Aunque han salvado millones de vidas, aumentado la esperanza de vida de la humanidad y eliminado enfermedades contagiosas que otrora eran causa de muerte en los países desarrollados, existen riesgos.

A medida que los antibióticos se volvieron más especializados y asequibles, ha llegado el momento de empezar a ver la evolución de la resistencia antibiótica.  Las bacterias se han vuelto resistentes a las drogas que antes las aplacaban.

Se ha iniciado un círculo vicioso en el que los antibióticos se administran de manera extensiva para combatir bacterias resistentes.  Los médicos echan mano de antimicrobianos cada vez más especializados para combatir nuevas cepas de bacterias resistentes.  Lo que sucede eventualmente es que la utilización exagerada de antibióticos da lugar a una “super bacteria” que ya no puede ser tratada con antibióticos y lo que es peor, esas bacterias ultra-resistentes pueden ser mortales.

 

“Superbugs o súper virus”

Hace poco en un documental sobre homeopatía escuché el término “superbug” o “súper virus”, haciendo referencia a un fotógrafo que en el sitio de trabajo había contraído una infección (MERS) de la cual no se podía recuperar y ningún antibiótico le estaba funcionando. (1)

En la actualidad, infecciones resistentes a los antibióticos o súper virus, acaban con la vida de 700,000 personas cada año (UN news).  Según el Grupo de Coordinación Interagencial en Resistencia Anti-microbiana, el uso excesivo de drogas antimicóticas está a punto de causar una “crisis global” que podría tener un grave impacto a largo plazo.  Si no actuamos ahora, la tasa mortífera podría incrementarse en un 1400% que resultaría en 10 millones de decesos humanos al año.

 

Los antibióticos en el campo medicinal

La industria farmacéutica juega un papel crucial en cuanto a la cantidad de prescripciones antibióticas que los médicos recetan.  Debido a que los laboratorios tienen tanto dinero para influenciar gobiernos, currículos universitarios, estudios y experimentos, no es raro que los doctores aprendan desde una perspectiva parcializada a utilizar estos medicamentos hasta de forma preventiva. 

Muchos doctores recetan un amplio espectro de medicamentos para casi todo tipo de infección ya que eso fue lo que se les enseñó en sus escuelas de medicina.  Alertar a los doctores de la grave amenaza que son los patógenos resistentes a los medicamentos es vital si pretendemos reducir el uso de antibióticos en la medicina aplicada. (2)

 

Otros factores que contribuyen a la propagación de esta resistencia a los antibióticos

La resistencia bacteriana a los antibióticos se define como la capacidad de una bacteria para sobrevivir en concentraciones de antibiótico que inhiben/matan a otras de la misma especie. 

Los antibióticos actúan sobre bacterias patógenas, es decir, las que causan la infección, pero también sobre las benéficas, también llamadas comensales y que son más; seleccionando cepas resistentes y genes de resistencia.  La selección es tanto por el uso apropiado como inapropiado del antibiótico.

Según el reporte de la revista de enfermedades infecciosas (3), las bacterias no respetan fronteras y en la actualidad, todo el mundo está hiperconectado (comercio de alimentos y animales, viajes de turismo, salud y negocios, emigración, refugiados, misioneros, militares en misiones en el extranjero, cooperantes).  Las cepas alcanzan cualquier lugar, por lo que el problema es global. 

Se ha informado de una alta adquisición de enterobacterias portadoras de BLEE (Beta-lactamasa de espectro extendido) en viajeros a zonas de elevada incidencia como es Asia. 

También tienen importancia en la diseminación de alimentos. La prevalencia de E.Coli productor de BLEE en muestras de carne de pollo. 

Otra vía posible es a través de los animales de compañía a humanos y viceversa, y también entre caballos.  Los animales salvajes pueden actuar como reservorio y potencial fuente de diseminación.

Las cepas portadoras de BLEE colonizan a personas sanas de todo el mundo, pero no en la misma proporción, por ejemplo, más en India que en Europa.  Esto sugiere que factores como la falta de agua potable, la pobreza, la densidad de población favorecen la extensión como ocurre en las bacterias que causan enfermedades transmitidas por vía fecal-oral.

El constante vertido de antibióticos al medio ambiente a través de aguas residuales supone un riesgo de selección de bacterias resistentes, sobre todo en lugares como plantas depuradoras.  Las depuradoras se consideran unos sitios especialmente adecuados para selección y posterior diseminación de bacterias resistentes y de genes resistencia en el medio ambiente.  Se encontró E.Coli productor de BLEE en más del 50% de muestras de aguas residuales en varias plantas depuradoras en Austria. 

Hogares de personas con elevado consumo de antibióticos, y así mismo con elevada densidad de población vulnerable como hospitales en general, la UCI de hospitales, residencias de ancianos, donde además se pueden dar otras condiciones (estado de los pacientes, higiene…).

El uso de concentraciones bajas de antibióticos en la dieta de animales se ha visto asociada a una mayor ganancia de peso, por lo que los antibióticos se han usado de forma masiva por años, sobre todo en los Estados Unidos, como promotores de crecimiento de animales contribuyendo a la extensión de la resistencia. (4

Los antibióticos se emplean como profilácticos en acuicultura y agricultura; algunos de ellos no son biodegradables.  Han surgido bacterias resistentes a antibióticos en esos ambientes que han transferido sus genes a bacterias de animales y humanos.  (5)

Otros factores de los humanos (edad, nutrición, estado inmunológico, antibióticos usados en variedad y cantidad) también influyen en la dispersión.

 

El papel de la industria farmacéutica

 

En 2017 la OMS Organización Mundial de la Salud publicó un comunicado de prensa titulado “Detener el uso de antibióticos en animales saludables para prevenir la propagación de resistencia a los antibióticos”.  La comunidad científica acordó con los agricultores en reducir el uso de antibióticos en el ganado citando el “Plan de acción global sobre la resistencia los antimicrobianos” adoptado por la Asamblea Mundial de la Salud en 2015 y la “Declaración de la reunión de alto nivel de las Naciones Unidas sobre resistencia a los antimicrobianos” adoptada en 2016.

Estos documentos alertan sobre la crisis mundial para la salud que requiere acción inmediata que cita “el uso inadecuado de medicamentos antimicrobianos en los sectores de salud pública, animal, alimentación, agricultura y acuicultura” como las principales causas de resistencia antimicrobiana.

Pero, a pesar de las solicitudes urgentes de la comunidad científica a nivel global, las empresas farmacéuticas continúan promoviendo sus productos. Véase las denuncias hechas por New York Times a la empresa Elanco que aún estimula a los ganaderos a administrar antibióticos de su marca a los cerdos y no esperar a que enfermen en una campaña llamada “Pig Zero”. (6)

 

Se nos ha acabado el tiempo

No se trata de ser alarmistas pero un reporte reciente de las Naciones Unidas alerta: 

“La resistencia antimicrobiana es una crisis global que amenaza un siglo de progreso en salud y logros en desarrollo sostenible.  No hay tiempo que esperar.  A menos que el mundo actúe urgentemente la resistencia antimicrobiana tendrá impactos desastrosos en una generación.”

 

Una resolución de las Naciones Unidas reconoce que:

“Debido a la resistencia antimicrobiana, habrá menos opciones para proteger a las personas más vulnerables a infecciones mortales, especialmente mujeres en tiempo de parto, recién nacidos, pacientes con ciertas enfermedades crónicas o aquellos en tratamiento de quimioterapia o cirugía.”

 

En Colombia durante 2018 el Ministerio de la salud elaboró un Plan Nacional Estratégico que contiene 5 lineamientos principales. (7)

  1. Comunicación, educación y formación efectivas para concienciación y comprensión de la resistencia a los antimicrobianos.
  2. Desarrollo de la vigilancia y la investigación para fortalecer la base científica y los conocimientos de la resistencia a los antimicrobianos.
  3. Saneamiento, higiene y prevención para reducir la incidencia de las infecciones.
  4. Uso óptimo de los antimicrobianos en la salud humana, salud animal y control fitosanitario.
  5. Formulación de argumentos económicos para la inversión en intervenciones: nuevos medicamentos, medios de diagnóstico, vacunas y otros.

Lo único es que estas líneas estratégicas se establecen a nivel institucional y la gente del común no tiene idea de lo que está pasando.

 

Los microorganismos ‘centinela’

La OMS ha presentado un trabajo en el que recoge los datos mundiales sobre resistencias de un grupo de bacterias con su tratamiento más avanzado. Esto quiere decir que, más allá, empiezan a ser difíciles de tratar. También ha incluido información de tuberculosis (también bacteriana), VIH, gripe (víricas), candidiasis (hongo) y malaria (parásito).

  • Klebsiella pneumoniae. Esta bacteria habita el sistema digestivo de las personas. Cuando llega a otras partes del cuerpo es muy peligrosa. Los bebés prematuros, los inmunodeprimidos o personas con diabetes son especialmente vulnerables. La variante resistente a los carbapenémicos es muy peligrosa. Puede suponer un aumento de la mortalidad en los afectados de hasta un 50%, indica la OMS. Un nivel anterior en cuanto a riesgo están las resistentes a las cefalosporinas. Requieren tratamientos intravenosos y muy agresivos. Se dan, sobre todo, en las UCI.
  • Escherichia coli. Otra bacteria que está en el sistema digestivo. Puede causar importantes infecciones (una variante fue la del famoso caso en Alemania con varios muertos que se atribuyó, por error, a pepinos españoles). Produce diarreas, infecciones urinarias u otras más generalizadas. En los casos más graves (resistente a la tercera generación de cefalosporinas o a fluoroquinolonas) requiere tratamiento agresivo intravenoso.
  • Staphylococcus aureus. Es de las bacterias más comunes. está, por ejemplo, en la piel, por lo que puede producir infecciones en heridas o en órganos y tejidos internos al operar. También puede pasar a la sangre. La variante resistente a la meticilina (uno de los antibióticos más potentes), llamada MERS, fue el terror de los quirófanos y UCI en los ochenta, pero ahora la ha desplazado la klebsiella.
  • Salmonela. Es la primera causa de intoxicaciones alimentarias del mundo.
  • Shigella. Está presente en el agua de consumo humano no tratada. produce importantes diarreas.
  • Neisseria gonorrhea. Ya hay una variante que no responde a ninguno de los tratamientos conocidos.

 

Qué podemos hacer desde nuestros hogares para contener la resistencia antimicrobiana

 

  • Utilizar antibióticos únicamente cuando los haya recetado el médico.
  • Completar el tratamiento prescrito por el médico, aunque ya se sienta mejor.
  • No dar los antibióticos sobrantes del tratamiento a otras personas ni reutilizarlos.
  • Recordar que los antibióticos no deben utilizarse para tratar gripes o resfriados.
  • Tratar de incorporar alimentos con cualidades antifúngicas a su dieta. Entre ellos, aceite de coco, ajo, vinagre de sidra, limón, fresas y otros frutos rojos, jengibre, aceite de olivas, canela y el clavo de olor.
  • Hacer limpiezas orgánicas y fortalecer el sistema inmunológico (las encuentra en mi libro El Arte de Curarse: alimentación viva, la alternativa para nutrirse y sanarse en este tiempo.)
  • Seguir una alimentación crudivegana como la propongo en mi libro. Al ceñirse a la fase 1 de esta alimentación por 3 meses, usted está, no solo eliminando toxinas de su organismo, pero, además, sentando las bases de un ambiente libre de bacterias patógenas que no permiten una adecuada digestión y absorción de los nutrientes que le proveen los alimentos.
  • Lavarse las manos al llegar a casa, después de manipular mascotas, antes de las comidas, después de usar el baño.
  • Limpiar los alimentos cuidadosamente antes de prepararlos.

 


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