Alergias e intolerancias alimentarias: qué son, qué alimentos las provocan y cómo prevenir y tratar.

      

¿Por qué nuestro organismo tras ingerir ciertos alimentos genera una reacción adversa provocando efectos indeseados o nocivos?

Según la Academia Europea de Alergología las reacciones adversas a alimentos pueden ser Tóxicas (por envenenamiento) o No Tóxicas.  Las no tóxicas se refieren a que cuando se consumen, en la mayoría de las personas no  generará una reacción adversa, mientras que a otras sí, dependiendo de la susceptibilidad de cada persona.  Así pues, una reacción adversa no tóxica tiene que ver con la tolerancia o intolerancia de la persona individual a un cierto alimento que, en cualquier otra persona, resultaría inocuo.

 

Dentro de las reacciones no tóxicas están:

  • Reacciones alérgicas que consisten en una respuesta anómala del cuerpo, que involucra al sistema inmunitario, a alimentos que en otra persona serían inofensivos.
  • Reacciones de intolerancia, las cuáles tiene lugar cuando el cuerpo no puede digerir correctamente un alimento o uno de sus componentes, pero no hay reacción del sistema inmunitario.

Aunque las reacciones alérgicas y las de intolerancia tienen aspectos en común, como el hecho de que cierto alimento siente mal y provoque síntomas a quien lo ha consumido, inhalado o ha entrado en contacto con él, el mecanismo por el que unas y otras se desencadenan será diferente.

El factor diferencial entre alergias e intolerancias tiene que ver con la forma en que reacciona el sistema inmunitario una vez que el cuerpo ha entrado en contacto con el alimento causante de la intolerancia o de la alergia.  En el caso de las alergias, el sistema inmunitario reaccionaría y ocasionaría los síntomas propios de una reacción alérgica que podrían ser muy graves.  En el caso de intolerancia, el sistema inmunitario, por el contrario, no intervendría en las reacciones que pudieran producirse.

Además, la frecuencia con la que se dan unas y otras también difiere:  por cada caso de reacción alérgica alimentaria que se desencadena, tienen lugar de 5-10 casos de intolerancia.  En consecuencia, las reacciones de intolerancia son mucho más frecuentes que las alérgicas.

 

Tipos de intolerancias alimentarias

  1. Intolerancia alimentaria por causa enzimática o metabólica

 Es el tipo más frecuente de intolerancia y tiene lugar a causa de un déficit de las enzimas necesarias para metabolizar cierto alimento.  En esta categoría se encuentran las intolerancias a la lactosa, a la fructosa, a la galactosa, a la sacarosa, al sorbitol, a la trehalosa (azúcar de los champiñones).

 

  1. Intolerancia alimentaria por causa farmacológica o química.

Desencadenadas por sustancias presentes en alimentos, como son las aminas o la metilxantina que contienen el té y el café.

 

  1. Intolerancia alimentaria metabólicas por aditivos.

Se produce por los aditivos que se añaden a los alimentos, más no por los alimentos en sí. Se pueden incluir, colorantes, conservantes y potenciadores del sabor como el glutamato monosódico, por ejemplo.

 

¿Por qué cada vez hay más alergias e intolerancias en la población en general?

Según un informe de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica SEAIC, en países llamados occidentales la proporción de personas afectadas por este tipo de trastornos se ha triplicado en dos décadas: del 3,6% en 1992, al 11,4 % en 2015 (resultados concernientes a la población española).

Es difícil determinar la incidencia de intolerancia y alergias alimentarias en América Latina ya que no existen estudios poblacionales que permitan tener una idea cuantitativa de la población que podría estar afectada por estas dolencias.  La mayoría de los estudios que se realizan en Europa y Norteamérica indican que el aumento en el número de pacientes con intolerancia alimentaria puede deberse a varios factores como la contaminación, la polución, el estrés que manejamos y el consumismo que influyen en nuestro estilo de vida y salud, favoreciendo la aparición o intensificación de alergias e intolerancias.

 

Las causas que favorecen el aumento de alergias e intolerancias en la actualidad:

  1. El desarrollo inadecuado de la flora o microbiota intestinal.

La flora intestinal se refiere al conjunto de microbios (principalmente bacterias) que habitan en el tubo digestivo humano, cuya presencia contribuye al buen desarrollo fisiológico y funcionamiento del sistema digestivo de la persona que los alberga.

Así pues, la nutrición, es decir, los alimentos que se consumen y se beben, las condiciones en que se encuentran los alimentos y las bebidas, su calidad y procedencia, influyen de manera directa en la microbiota desde el nacimiento mismo.  El desarrollo inadecuado de la microbiota intestinal puede tener su origen desde la primera infancia debido al nacimiento por cesárea, así como a un período demasiado corto de lactancia.

En la edad adulta la alteración de la microbiota conocido como disbiosis puede ser causada por el abuso de antibióticos, una dieta inadecuada o el propio proceso de envejecimiento. 

  1. A lo anterior se suma la teoría de la higiene.   En la sociedad actual, según la cuál, la mejora de condiciones higiénicas hace un mundo más limpio que antaño pero también ha alterado el sistema inmunológico humano y en algunos casos, hace que este reaccione tomando como elementos nocivos algunas sustancias que no lo son. Disponemos de una amplia variedad de productos de limpieza extrema al punto que nos aleja de cualquier organismo nocivo y no deja que el sistema inmunológico se active de manera natural y nos defienda. De hecho, lo que hace es luchar contra elementos que no son nocivos, pero a quienes reconoce como tal.  Este sería el caso del organismo de una persona que reacciona ante las proteínas de la leche, del huevo o de cualquier otro alimento que para el resto de las personas es inofensivo y ocurre porque su sistema inmunológico le está diciendo que se trata de sustancias enemigas y potencialmente dañinas si las absorbe el organismo.

 

  1. Contaminación. Varios estudios han corroborado los efectos dañinos en el organismo causados por las aglomeraciones, la polución y la contaminación. Es en las ciudades donde más enfermedades alérgicas ocurren y también crisis asmáticas, infecciones y enfermedades respiratorias.  Esto afecta incluso a las personas alérgicas a los diversos tipos de polen ya que los contaminantes inciden en la vida de las plantas de las ciudades.  Las plantas en ciudades también se estresan y producen una serie de proteínas de defensa que esas mismas plantas carecen en entornos naturales y limpios. Se cree pues que el polen de las plantas en ciudades es más sensibilizante, es decir, afecta en mayor medida a las personas alérgicas.
  1. La vida moderna afecta incluso nuestro tipo de alimentación en el sentido que se abusa de la comida rápida, se consumen en exceso platos preparados y alimentos procesados. No hay tiempo para cocinar y mucho menos para sembrar y cosechar. Por su parte las industrias alimenticias aceleran el ritmo de las cosechas, de la producción de carne, de maduración de frutas y verduras; mientras otras ofrecen alimentos preparados, procesados y hasta ultra procesados. 

Cientos de las sustancias para procesar y conservar alimentos pueden producir reacciones adversas en el organismo desde los sulfitos presentes en las bebidas alcohólicas al glutamato monosódico presente en la carne procesada, espinaca y champiñones en conserva.

 

¿Qué tiene que ver la permeabilidad intestinal con (el aumento de) las intolerancias alimentarias?

Se dice que una persona tiene aumento de la permeabilidad intestinal cuando su tubo digestivo, de entrada, se relaciona mal con lo que come.

Imagine que su intestino es como una callejuela antigua adoquinada de una finísima lámina de células. Esta lámina recubre el interior de las paredes del intestino y está recubierta de una mucosa con dos partes diferenciadas:  en uno de sus estratos se encuentra la flora intestinal y en el otro, las células llamadas inmunoglobulinas tipo IgA, cuya función es estrictamente defensiva.

La permeabilidad intestinal aumenta cuando la fina lámina que forma la barrera intestinal se engruesa, con lo que el espacio que queda entre las losas que componen el adoquinado se hace mayor y permite que alimentos y nutrientes que se consumen sean digeridos de manera anómala. Al estar la barrera intestinal aumentada, el tubo digestivo permite que determinadas proteínas la atraviesen (cosa que no ocurre con una permeabilidad normal de la mucosa intestinal), lo que provoca que el sistema inmunitario de forma inmediata reconozca las proteínas como extrañas y nocivas, saliendo a combatirlas.  Puede decirse entonces que una mayor permeabilidad intestinal es una causa indirecta del incremento de las intolerancias alimentarias.

  

Cómo funciona el proceso que desencadena la intolerancia alimentaria en el organismo

La alergia a un alimento determinado o a alguno de sus componentes se produce, tras su ingesta, debido a la formación de anticuerpos de tipo inmunoglobulina E o IgE.

Estos anticuerpos son los que desencadenarían el proceso alérgico.  Sin embargo, en el caso de intolerancias alimenticias, por una parte, el sistema inmunológico no intervendría y, por otra, en el organismo de la persona intolerante no se formarían anticuerpos de tipo IgE, sino del tipo IgA, en una primera etapa, y luego, tras múltiples estímulos, los de tipo IgG. Así, la intolerancia alimenticia se produce tras la ingesta de un determinado alimento porque el cuerpo reacciona ante alguna de sus proteínas produciendo anticuerpos IgG.  Generalmente, estos anticuerpos provocan en el organismo unos síntomas que pueden consistir en diarreas u otros trastornos digestivos.

Para determinar si la reacción es de intolerancia o de alergia, aunque los síntomas pueden ser comunes en ambos casos, el modo y tiempo en que ocurren los síntomas es el factor diferenciador.  Si se trata de una alergia, los síntomas son agudos e inmediatos, mientras que, si se trata de una intolerancia los síntomas serán más sutiles y en gran número de casos, no tan inmediatos.

 

Cómo puede diagnosticarse una intolerancia alimentaria

El diagnostico que determine si una persona padece o no una intolerancia alimentaria, a qué tipo de alimentos y en qué grado ha de ser realizado por un médico especialista en nutrición o en alergología. 

Luego de una entrevista, revisión de historial médico y antecedentes, el (la) profesional de la salud ha de auscultar a la persona porque muchas intolerancias se reflejan a través de la piel en escozor, prurito, manchas y más.

A menudo la o el médico puede determinar que se realicen análisis y programar la eliminación temporal en la dieta de ciertos alimentos o tomar otras medidas.

  

Los cuatro tipos de intolerancias alimentarias más comunes

Fructosa:

La fructosa es un monosacárido que junto con la glucosa forman lo que conocemos como sacarosa o azúcar común. Es decir,

1 molécula de sacarosa = 1 fructosa + 1 glucosa

Tanto la fructosa como el sorbitol que es un alcohol de azúcar, se utilizan como edulcorantes y ambos necesitan un transportador intestinal llamado GLUT5 que lleva la sustancia del intestino delgado hasta la célula. 

Lo que sucede con las personas que tienen una malabsorción de fructosa por déficit de Glut5 es que cuando la fructosa llega al colon, las bacterias intestinales la someterán a un proceso de fermentación que, a su vez, dará lugar a la liberación de gases, como dióxido de carbono, metano e hidrógeno; así como ácidos grasos llamados de cadena corta y agua. Estos gases y ácidos son los que causan los síntomas asociados con la intolerancia a la fructosa y lo mismo ocurre con el sorbitol.  Aún más, la cosa se complica porque el sorbitol además, puede competir con la fructosa para utilizar el Glut5.   

Síntomas comunes:  gases, dolor y distención abdominal, abombamientos, borborigmos (ruidos producidos por la mezcla de fluidos intestinales con los gases) o diarrea explosiva (diarrea con abundante gas).

Otros síntomas digestivos pueden ser náuseas, vómitos dolores de cabeza.

Síntomas extraintestinales:  falta de energía, cansancio crónico; inquietud interna; nerviosismo, falta de concentración, ánimo depresivo.

Algunos consejos para sobrellevar la intolerancia:

Aunque el médico le hará unas pruebas para confirmar la intolerancia, le indicará una dieta de eliminación de alimentos que contengan fructosa y después de cierto tiempo le permitirá reincorporar poco a poco alimentos que la contengan.

Aparte de eso, existen algunos consejos prácticos que le pueden ayudar a sobrellevar las molestias de la intolerancia a la fructosa:

  • Masticar bien los alimentos y tomarse el tiempo necesario para comer.
  • Aumentar el número de pequeñas comidas diarias en lugar de hacer 3 grandes comidas.
  • Tomar las comidas dulces acompañadas de grasa ya que ésta última permite tolerar mejor la fructosa y contribuye a retrasar el vaciamiento gástrico, así la fructosa llega más lentamente al intestino delgado y tiene oportunidad de ser absorberse mejor.
  • Evitar consumo de frutas deshidratadas y zumos de fruta.
  • Consumir con precaución alimentos de difícil digestión como las verduras crucíferas.

 

Lactosa: 

Es un azúcar disacárido constituido por dos azúcares simples, glucosa y galactosa.

1 molécula de lactosa = 1 glucosa + 1 galactosa

La lactosa se encuentra de manera natural en todas las leches de mamífero, incluida la humana que es la que presenta mayor cantidad.

La intolerancia a la lactosa se da cuando una persona presenta déficit o ausencia total de la enzima lactasa en su organismo, lo que no le permite absorber de manera correcta la lactosa. Al no ser absorbida, la lactosa llega directamente al colon donde las bacterias intestinales la hacen fermentar y producir, con efecto de esta acción, diversos síntomas.

Síntomas intestinales de la intolerancia a la lactosa:  dolor y distención abdominal, ruidos intestinales y flatulencia, náuseas y vómitos.  Eventualmente, diarrea, pero también, en menor medida, estreñimiento.

Síntomas sistémicos: dolor de cabeza, pérdida de concentración, agotamiento, dolor muscular, dolor o rigidez en las articulaciones, aumento en la frecuencia de micción.

Tratamiento:  una vez realizados los exámenes de diagnóstico que confirmen la intolerancia, el o la profesional de la salud le prescribirá una dieta de eliminación de productos que contengan lactosa que constará de 3 fases:

Fase 1. La persona debe renunciar a cualquier tipo de lácteo en su dieta por un tiempo que puede oscilar entre 4 y 12 semanas.

Fase 2. Comienza cuando han desaparecido todos los síntomas de la intolerancia.  En ese momento se le permitirá consumir únicamente productos con bajo contenido en lactosa como es el caso de algunos quesos curados.

Fase 3.  En esta fase la persona ya sabe cuánta cantidad de lactosa puede tolerar a diario. Su médico le prescribirá pastillas de lactasa para las ocasiones en que coma fuera de casa y se le dificulte calcular la cantidad de lactosa que lleva la comida que consuma.

 

Gluten:

El gluten es una proteína que se encuentra en el trigo en todas las especies de cereales del grupo Triticum donde también se encuentran el trigo duro, la espelta y el kamut.

Dentro de la intolerancia al gluten se incluyen dos categorías:

  • Celiaquía: aunque hay un componente inmunológico, la reacción que provoca el gluten cuando entra en contacto con el organismo de la persona desencadena una reacción que no depende de los anticuerpos IgE, así que no se considera alergia.  Además, la celiaquía conlleva una predisposición genética y puede resultar que sea hereditaria o compartida con varios miembros de la familia.

Síntomas gastrointestinales: acidez que no se alivia con antiácidos sino suprimiendo el gluten, dispepsia (sensación de indigestión), flatulencia y cambios frecuentes en el ritmo intestinal.

Síntomas extraintestinales: diarrea, pérdida de peso, anemia, cansancio, distención y dolor abdominal, aspecto extraño en las heces, náuseas, dolor articular. 

  • Intolerancia al gluten no celíaca:

Síntomas intestinales muy comunes:  distensión y dolor abdominal.

Síntomas extraintestinales muy comunes: malestar y cansancio.

Síntomas intestinales comunes: diarrea, dolor en boca del estómago, náuseas, eructos, reflujo gastroesofágico y acidez y hábito intestinal alternante o estreñimiento.

Síntomas comunes extraintestinales: dolor de cabeza, ansiedad, dolor muscular o articular, sarpullido cutáneo, dermatitis y lentitud mental o mente nublada.

Tratamiento: primero el o la profesional de la salud  prescribirá los análisis pertinentes para determinar si se trata de una celiaquía o de una intolerancia al gluten no celíaca.

El paso siguiente será de proponer a la persona una dieta sin gluten por 6 semanas. Al principio de cada semana esa persona en tratamiento deberá reportar los síntomas que tiene y el tipo de molestias que pueda estar teniendo.

Finalizado ese período, el médico revisará el estado de salud y se determinará según la mejoría de los síntomas principales si se puede empezar a reintroducir el gluten en la dieta y comprobar que no haya una reaparición de los síntomas.

 

Histamina:

La histamina es una amina biógena o compuesto derivado del aminoácido esencial Histidina.

Todos los seres vivos producen aminas que se almacenan en los mastocitos (células del sistema inmunológico) y en los basófilos (un tipo de glóbulos blancos) que se localizan principalmente en la piel y los diversos tipos de mucosas dentro del cuerpo. Entre sus funciones fisiológicas está la de intervenir, dentro del sistema inmunológico, en las reacciones alérgicas.

Para poder ser metabolizadas, las aminas biógenas necesitan dos tipos de enzimas: la diamiooxidasa (DAO) y la histamina-N- metiltransferasa (HMT)

La acumulación de histamina o Histaminosis se produce por la ingestión de alimentos ricos en histamina que nuestro organismo es incapaz de metabolizar y es cuando ocurre la intolerancia.

La intolerancia alimentaria a la histamina sucede por un déficit de la enzima DAO y que puede estar motivada por factores genéticos, farmacológicos o patológicos.  En todo caso, el o la profesional de la salud recetará los análisis correspondientes para diagnosticar si las concentraciones de histamina en la sangre son normales (50-70mg/l). Si los límites son mayores, empezarán a desencadenarse síntomas de intolerancia.

Síntomas más frecuentes de intolerancia a la histamina:

  • En el sistema nervioso central: migraña, dolor de cabeza, mareo.
  • En el sistema digestivo: síndrome de intestino irritable, estreñimiento, flatulencia, saciedad o sensación de hinchazón.
  • En la piel: urticaria, sequedad, piel atópica (eccema) o psoriasis.
  • En el sistema muscular: fibromialgia y dolores o fatiga crónica.
  • En el sistema respiratorio: congestión nasal o asma.
  • En el sistema circulatorio: presión arterial alta, o baja, o arritmias.

Tratamiento:  una vez que las pruebas de diagnóstico confirmen que se trata de una intolerancia a al histamina, el o la profesional de la salud le recetará una dieta restrictiva en histaminas y posiblemente una suplementación con la enzima DAO para eliminar la poca histamina que se puede ingerir, ya que es muy difícil eliminarla completamente.  Por otra parte, se recomienda suplementar con ácidos grasos Omega-3.

Existen otras intolerancias menos comunes, pero el mensaje para usted es que si sospecha o tiene algunos de los síntomas mencionados luego de consumir ciertos alimentos, escuche a su cuerpo, preste atención a la forma en que este reacciona y si siente que es necesario, consulte a un(a) profesional de la salud que le pueda prescribir los análisis diagnósticos apropiados con el fin de detectar alguna posible irregularidad en su organismo y proceder a formular el tratamiento correspondiente.


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