QUÉ ES LA INFLAMACIÓN CRÓNICA Y POR QUÉ ES IMPORTANTE CONTROLARLA

La inflamación sistémica crónica es la que labra el camino para enfermedades como Alzheimer, Asma, Afección cardiaca, dolor crónico, desórdenes digestivos, diabetes y hasta cáncer.

La industria farmacéutica promueve gran cantidad de medicamentos para todo tipo de males y afecciones, muchos de los cuales, son simplemente el resultado de una inflamación crónica.

Para entender mejor, la inflamación localizada es la que a menudo se reconoce como la respuesta natural de nuestro cuerpo al presentarse una herida o infección.  Es el tipo de inflamación que aparece como fiebre contrarrestando una infección bacteriana, por ejemplo, pero es diferente al tipo de inflamación de la que vamos a hablar aquí.

Ahora bien, la inflamación sistémica resulta de manera típica como resultado de patrones dietéticos deficientes, falta de ejercicio, autoinmunidad y algunos otros factores.  Se trata de un tipo de inflamación silenciosa que conlleva al deterioro de la salud de manera que desencadena en enfermedad crónica incluso, muerte prematura empezando por el debilitamiento de arterias, colon, órganos vitales y otros sistemas importantes que se van transformando en cosas más serias como afección cardiaca, síndrome de colon irritable, cáncer y más.

 

ORIGEN DE LA INFLAMACIÓN CRÓNICA

La inflamación sistémica crónica se instala a fuerza de malas elecciones alimentarias, exposición a productos tóxicos, falta de ejercicio y/u otros factores.  Cada uno de estos factores afecta el cuerpo de manera traumática de modo que el sistema inmunitario trata de responder generando radicales libres, quienes permean el tejido corporal y sanguíneo con el fin de “limpiar” o “arreglar” el daño.

Sin embargo, cuando el organismo se carga con tanto traumatismo, la respuesta inflamatoria queda activada permanentemente, y demasiados radicales libres tienden a causar daño oxidativo en las arterias, nervios y otros tejidos, generando problemas de salud más serios.

En cuanto al papel de la dieta en este proceso degenerativo, hay que detenerse un momento y pensar en los alimentos que uno consume regularmente.

¿Come usted fuera de casa a menudo? ¿A qué tipo de restaurantes va?  ¿Qué tipo de alimentos sirven ahí? ¿Qué tipo de aceites utilizan para cocinar? ¿Qué porcentaje de sus comidas proviene de alimentos procesados, de paquete o empacados? 

Estos factores son los que básicamente hacen la diferencia a la hora de determinar si su alimentación provoca una respuesta inflamatoria en su cuerpo.  Cuando los ingredientes de las comidas han sido refinados (despojados de sus nutrientes), químicamente alterados, procesados y/o sometidos a altas temperaturas, tienden a volverse inflamatorios.

Algunos de los peores agresores se encuentran presentes hasta en las dietas consideradas como las más saludables.  No importa en qué país viva, los aceites vegetales como el de soya, canola, algodón, girasol y cártamo provocan una reacción inflamatoria al igual que alimentos provenientes de animales de criadero.

ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES

Los aceites vegetales tienen un radio desbalanceado de ácidos grasos esenciales o AGEs.  Los AGEs actúan como componentes estructurales de las membranas celulares.  En vista de que el cuerpo humano no puede producirlas por sí mismo, estos nutrientes vitales deben obtenerse a través de la dieta.

 

Se puede pensar en los AGEs como la grasa que mantiene flexibles nuestras membranas. También contribuyen al crecimiento y reparación celular, sin los cuales, el cuerpo no podría producir glóbulos rojos ni células inmunológicas.

Los AGEs deben ser consumidos en las proporciones adecuadas para poder ofrecer todos los beneficios que conllevan y los aceites vegetales simplemente no cumplen con esos requerimientos.  El problema es que estos alimentos contienen demasiado de un ácido graso (el que es bastante inestable y conlleva al daño oxidativo), mientras que carece del que protege al cuerpo, precisamente del daño oxidativo.

 

LOS DOS TIPOS DE ÁCIDOS GRASOS ESENCIALES

El ácido Omega 3 que se encuentra en algunos alimentos es el Ácido Alfa linoleico (AAL) que el cuerpo convierte en los ácidos grasos polinsaturados AEP (Ácido Eicosapentaenóico) y ADH (Ácido Docohexanóico).  Ambos son cruciales en la salud intestinal y en la producción óptima de enzimas digestivas y bilis.

El cuerpo humano es capaz de convertir AAL tanto en AEP y ADH pero la velocidad de conversión es muy lenta, así que vale la pena consumir alimentos que contengan estos ácidos grasos o incluso tomar suplementos si así se desea.

Los ácidos grasos Omega 6 son el Ácido linoleico (AL) y su derivado, el Ácido gamalinoléico que proliferan en todos los alimentos modernos, especialmente en los aceites vegetales, utilizados hasta para freír papas.

Casi todos los alimentos procesados, desde vinagretas, mayonesa, salsas y comidas empacadas contienen estos aceites vegetales Omega 6.  Prácticamente, TODO lo que cocinan en los restaurantes se prepara con aceite vegetal, principalmente, soya y canola. 

Los almacenes de alimentos “naturales” también están llenos de comidas empaquetadas cuya preparación se hace igualmente.

Estos aceites se vuelven aún más tóxicos al cocinarlos a altas temperaturas que es el caso en restaurantes y tiendas donde venden comidas preparadas y/o empacadas (papas a la francesa, donas, pollo frito, pescado frito…)

Además, a los aceites Omega 6 los almacenan por largo tiempo, lo que los vuelve rancios.  Fritar un alimento con un aceite rancio es una bomba tóxica que invita radicales libres a oxidar la sangre a disipar el colesterol en dirección hacia el daño cardiaco.

Tanto los ácidos grasos Omega 3 como los Omega 6 son indispensables para la salud, sin embargo, en el estilo de alimentación occidental, el consumo de Omega 6 es mucho más alto comparado al de Omega 3.  Ahora bien, se ha demostrado científicamente que esta prevalencia de ácidos grasos Omega 6 en la dieta, es el mayor promotor de inflamación debido a que los Omega 6 compiten con los Omega 3 en la conversión de AAL en AEP y ADH que son imprescindibles para combatir la inflamación y vulnerabilidad a enfermedades.

 

ALIMENTOS INFLAMATORIOS

He aquí algunos alimentos que, consumidos en exceso llevan a la inflamación crónica:

Azúcar, Granos, gluten de trigo y todos los alimentos que lo contienen; los alimentos procesados y genéticamente modificados, ¿pero por qué?

El azúcar, por ejemplo, contribuye a incrementar los llamados productos de glicación avanzada o PGA, es decir, que las moléculas de azúcar se pegan a las proteínas por medio de una reacción no enzimática y esto ha comprobado tener un efecto en el envejecimiento celular, complicaciones de la diabetes y cataratas. 

Los granos contienen lo que se llama “antinutrientes” como lectinas y fitatos que inhiben la absorción de minerales como calcio, hierro, magnesio, cobre y zinc.  Esto se puede contrarrestar remojándolos o fermentándolos, pero éste no es un método practicado por la industria moderna.  Así que la absorción deficiente de minerales puede iniciar una reacción inflamatoria que con el tiempo se traduce en fatiga crónica, artritis, asma y colon irritable.

El gluten de trigo, así como otros de los componentes de este grano, producen una reacción alérgica en algunas personas que con el tiempo puede desencadenar en la enfermedad celiaca, rinitis o urticaria de contacto.

Por su parte los organismos genéticamente modificados se aplican a muchas cosas en la actualidad:  alimentos, fármacos y hasta ropa.  Lo que son los componentes de soya, maíz, canola, algodón, azúcar y sus derivados se hacen a partir de OGMs, una pesadilla inflamatoria.  De hecho, los aditivos que se les ponen a estos productos irritan el estómago y el recubrimiento intestinal acabando por afectar órganos vitales.

 

¿LLEVA USTED UN ESTILO DE VIDA INFLAMATORIO?

Estrés.  Cada día más investigaciones demuestran que el estrés crónico altera el sistema inmunológico de manera que sus células piensan que están combatiendo algún tipo de trauma o infección, incluso cuando no es el caso. Cuando estas células entran al torrente sanguíneo provocan una reacción inflamatoria.

Falta de sueño.  Cuando no se duerme lo suficiente, el cuerpo se acelera produciendo citosinas (proteínas del sistema inmunológico) al igual que con una mala dieta pues, la persona se siente a media marcha todo el tiempo y con necesidad de comer para mantenerse despierto(a) y dispuesto(a) para las actividades que se pretenden lograr durante el día. 

Depresión y ansiedad.  Varias investigaciones sugieren que estos estados mentales provocan inflamación, mientras que otros, contrariamente, afirman que es el resultado.  Esto solo concluye que nuestro pensamiento está íntimamente conectado a nuestra salud física.

Según el doctor Gary Kaplan del Centro de Medicina Integrativa Kaplan en Virginia USA, al observar pacientes con ansiedad, depresión o dolor crónico sin causas aparentes, concluyó que es el resultado de una afección inflamatoria subyacente típicamente ubicada en el cerebro.

Estos efectos cerebrales, explica él, son el resultado de células inmunológicas microgliales hiperactivas detrás de padecimientos como la fatiga crónica y síntomas de dolor irresolubles.

 

¿CÓMO DETECTAR LA INFLAMACIÓN CRÓNICA?

Existen exámenes especializados que ubican los factores de inflamación crónica como el de proteínas c-reactivas de alta sensibilidad

Fibrinógeno

Factor alfa de necrosis tumoral (Fa- NT)

Interleucina 1 beta (IL-1b)

Interleucina 6 (IL-6)

Interleucina 8 (IL-8)

Muchos doctores pueden hacer exámenes de sangre para evaluar la taza de sedimentación de eritrocitos (TSE) y viscosidad del plasma, los cuales, ayudan a monitorear la inflamación.

La fatiga adrenal es otro síntoma de inflamación.  Las glándulas adrenales regulan la reacción del cuerpo al estrés, así que existe una conexión particular entre estas glándulas, los niveles de cortisol y la inflamación.  Por ello es importante monitorear el funcionamiento de estas glándulas y reforzarlas para evitar la inflamación.

 

SOLUCIONES ALIMENTICIAS Y DE ESTILO DE VIDA PARA COMBATIR LA INFLAMACIÓN CRÓNICA

ALIMENTOS

Para asumir nuestra salud con conciencia, se necesita TIEMPO y DISCIPLINA, dos cualidades infrecuentes en estos tiempos, pero de mucho valor a la hora de mejorar nuestra calidad de vida.  Se puede empezar por escoger alimentos anti-inflamatorios provenientes de los vegetales como brócoli, coliflor, coles de Bruselas; vegetales de hojas verdes, germinados, cohombros, espárragos; vegetales fermentados y otros alimentos como el kéfir.

 

Aceites anti-inflamatorios

Aceite de coco

Proveedor natural de triglicéridos de cadena media que el hígado absorbe directamente para una producción de energía rápida y eficiente.

Aceite de palma rojo o blanco: 

El rojo es particularmente rico en ácidos grasos esenciales, así como antioxidantes solubles en grasa.

El blanco contiene altos niveles de triglicéridos de cadena media que protegen el buen funcionamiento del corazón.

Algunos granos integrales como quínoa y amaranto, pero en muy pequeñas cantidades.

Alimentos densos como almendras, nueces del nogal y otras remojadas y germinadas primero para hacerlas más digeribles.  Así como semillas de linaza, chía y cáñamo.

Algunas frutas también se aceptan, pero es importante que sean orgánicas en la medida que se pueda y que no hayan tenido que viajar largas distancias para llegar a nuestras manos.  Los frutos del bosque son los que contienen mayores niveles de complejos anti-inflamatorios y antioxidantes.

Hierbas y especias son cruciales pues contienen fenoles que ayudan a detener la glicación y la formación de productos de glicación avanzada, además de reparar el daño intestinal causado por la inflamación crónica.  Las más benéficas son, cúrcuma, mejorana canela, jengibre, salvia Clavo y orégano.

 

ESTILO DE VIDA

 Lo voy a decir en el orden que lo hago yo:

  • Dormir por lo menos ocho horas cada noche y tratar de acostarse antes de las 22h. Nuestro biorritmo depende de él ya que durante este tiempo el sistema inmunológico se regenera, se absorben nutrientes y se produce hormona del crecimiento.
  • Rezar o meditar. Al despertar, tomar un momento para reflexionar sobre su ser, con sus relaciones y de cómo abordar el nuevo día.
  • Ejercitarse cada día. Esto no es negociable, hay que practicar algún tipo de ejercicio para que circule la sangre, mantenerse fuerte física y mentalmente. Requiere sudor y esfuerzo físico.

Los suplementos que ayudan a mantener bajo control la inflamación son el zinc, magnesio, melatonina, vitamina D, los probióticos el resveratrol y mejor aún, los aceites esenciales grado A como tomillo, clavo, rosa, eucalipto, hinojo y bergamota; se ha comprobado científicamente que contienen compuestos anti- inflamatorios haciéndolos incluso, más efectivos que fármacos anti-inflamatorios no esteroides (NSAID COX-2 por su sigla en inglés) como la aspirina y el ibuprofeno.

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Referencias

ttps://thetruthaboutcancer.com/foods-that-cause-inflammation/?utm_campaign=foods-that-cause-inflammation&utm_medium=email&utm_source=maropost&utm_content=2017-08-26&utm_term=


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