Tácticas simples y saludables para su sistema de defensas

Sistema de defensas a toda prueba

 

La única verdadera defensa que existe hasta hoy contra el contagio del COVID-19 es su sistema inmunológico.  Mi tarea es mostrarle todas las alternativas que conozca para que usted tenga su sistema de defensas funcionando al 100% y si llega a suceder que se contagia, éste pueda salir a hacer lo que mejor sabe hacer, defender su organismo.

Las últimas semanas han sido todo un proceso para todos y de acuerdo con testimonios y experiencias en muchos países es urgente que se hagan pruebas, pero hay varios obstáculos. 

Primero, la prueba solo se hace cuando el o la médico la receta al paciente porque considera, según los síntomas, que puede estar contagiada(o).  El director del Instituto Nacional para enfermedades infecciosas y alergias de los Estados Unidos, Anthony Fauci, explica que ningún “test” es 100% preciso así que no vale que usted se haga la prueba si no tiene los síntomas porque, podría estar portando el virus en período de incubación,  ahí la prueba resultará negativa (falso negativo), pero, mientras usted sigue su vida tranquilamente, al poco tiempo resultará positivo y de paso, habrá contagiado a toda persona con la que haya tenido contacto en ese lapso. (1)

Ahora bien, esto lo dice el Washington Post, la verdad no se sabe si es una estrategia para que la gente no corra a buscar su prueba, pero, lo que sí es cierto es que por ahora no hay estuches de prueba suficientes y hay que reservarlos, principalmente, para el personal médico ya que ellos son los más expuestos.

Segundo, se prevé que la vacuna para el COVID-19 estará lista en 12-18 meses y eso, desafortunadamente, no puede acelerarse.

Al final, tendremos la vacuna.  El problema es que, aunque la vacuna funcione bien, no va a conferir inmunidad ilimitada a un virus que en todo caso habrá de mutar.  La mejor opción es desarrollar una inmunidad natural.

Al estar en casa, entendiendo que somos potenciales portadores asintomáticos, nuestro propósito debe ser el de mantener distanciamiento social, la higiene requerida y un sistema inmunitario a toda prueba.

El doctor Andrew Saul, editor en jefe d el servicio de noticias de medicina ortomolecular en los Estados Unidos, señala que,

“Cuando usted se expone de forma natural, ya sea que enferme o no, usted desarrolla inmunidad a esta cepa (hasta ahora se conocen 2 cepas de este virus), pero es una inmunidad ampliada a más virus en general.  No hay mejor que enfermarse para evitar enfermarse, cosa que suena un poco raro, pero es la forma en que el organismo funciona.”

La razón por la cual, recuperarse de una infección le confiere inmunidad vitalicia mientras que la vacuna no, y esto es porque el sistema inmunológico tiene dos ramas:  la rama celular (células T) y la rama humoral (células B); y se necesita que se activen ambas para asegurar una inmunidad a largo plazo.

Al vacunarse, se activa solamente la inmunidad humoral, las células B y no las células T.  Así que, aunque suene terrible, es mejor dejar que le llegue el virus cuando le toque, pero tener un sistema inmune bien reforzado para que los síntomas no se manifiesten o sean muy ligeros.

En conclusión:  calma y pongámonos a trabajar en un sólido sistema inmunológico.

 

Tranquilizarse

Una de las técnicas para reducir el estrés y la ansiedad viene de los nativos norteamericanos y comprende salir, sentarse en el pasto y recostar la espalda contra un árbol de pino.

Así mismo, existen meditaciones cortas y muy tranquilizantes que se pueden encontrar en youtube. Yo me permito incluir aquí una que es específica para fortalecer el sistema inmunológico.

 

 

Los suplementos y estrategias

Además del protocolo de prevención para el COVID-19 que le propongo, estudios y experimentos realizados en China, Corea del Sur (país que tuvo el brote al mismo tiempo que Italia e Irán, pero su número de decesos se eleva a tan solo a 200  en el día que publico este artículo (2)), están haciendo tratamientos con elevadas dosis de vitamina C, por ejemplo, con resultados alentadores.

 

Vitamina C (Ácido ascórbico)

Estudios han demostrado que incluso, 200 mg al día de vitamina C pueden reducir la taza de mortalidad en adultos mayores con neumonía severa en un 80%.

Se debe entender que no es el coronavirus como tal el que mata a las personas, es la neumonía y el SARS (síndrome agudo respiratorio severo), como consecuencia.  La mayoría de las personas que se contagian con coronavirus tendrán sintomatología leve, otras, no tendrán síntomas.  No se sabe cuántas personas son porque NO TIENEN SINTOMAS pero pueden ser portadores del virus.

Existen varios protocolos que incluyen vitamina C intravenosa con hidrocortisona y vitamina B1que han probado mejorar significativamente las tasas de supervivencia en pacientes con septicemia ya que es una de las razones por las cuales fallecen pacientes infectados con COVID-19.

La recomendación es que NO tome Mega dosis de vitamina C de forma permanente sino cuando tenga síntomas de gripa o malestar.  De resto, tomar solo la dosis a la que usted esté acostumbrada(o), sean 200, 500, 1000 mg, y que sabe le ayudan a mantener su organismo ligeramente alcalino.

 

Vitamina D

Se considera que la vitamina D es de gran importancia para la prevención del COVID-19 y aunque no existen investigaciones específicas sobre el efecto de esta vitamina para el virus, sí hay mucha información que demuestra la importancia de esta vitamina para tratar gripe e infecciones del tracto respiratorio superior.

En principio, la vitamina D no parece tener un efecto directo sobre el COVID-19 más bien en fortalecer el sistema inmunológico, haciendo que el organismo anfitrión pueda combatir el virus de manera más efectiva. Además, la vitamina D frena los procesos inflamatorios.  Junto con la vitamina C, hacen un buen equipo de protección.

Está claro que se necesita un sólido sistema inmunológico para que el cuerpo resista el embate del virus, pero un sistema de respuesta inmunitaria hiperactiva o tormenta de citosinas y la linfopenia (falta de glóbulos blancos) que son las alteraciones que más afectan a los pacientes jóvenes de COVID-19, son las causas específicas de que se conviertan en estados críticos. (artículo)

Necesitamos pues, un sistema inmunitario intuitivo que pueda combatir el virus, pero que no nos deje en una condición inflamatoria que nos obligue a necesitar un ventilador.  La vitamina D puede ser eficaz en esto, aún más, si es en su forma natural que es la luz solar, pero si no se puede acceder a ella, conviene el suplemento.

  

Magnesio

El magnesio es otro mineral vigorizante de sistema inmunitario.  Existen 3 maneras de obtener sus beneficios inmunitarios, así como relajantes.  En alimentos, por vía oral (600 mg al día) o a través de pastillas efervescentes (mejora la absorción) y baños de pies o en tina con sales de magnesio (sulfato de magnesio).

Entre los alimentos que contienen magnesio están, vegetales de hojas verdes como espinaca y kale; arvejas, brócoli, espárragos alcachofas y coles de Bruselas.

Frutas como el aguacate, brevas o higos y frambuesas.

Nueces y semillas.

 

 Pastillas masticables de zinc

El zinc se necesita para que el sistema inmunológico funcione de forma apropiada.  Juega un papel importante en la división celular, crecimiento celular, cicatrización de heridas y la descomposición de los carbohidratos en el organismo.  El zinc se necesita igualmente para los sentidos del olfato y el gusto, sobre todo, porque se descubrió últimamente que uno de los síntomas del COVID-19 es la pérdida de estos dos sentidos.

La dosis de zinc diaria de mantenimiento para mujeres es de 8-10 mg al día y para los hombres 11-15 mg.

 

Terapias de calor

La fiebre es parte importante del sistema de defensas de su organismo. Por esto, es muy recomendable la utilización de la sauna o alguna de sus variaciones como el Inipi y temazcal porque incrementar la temperatura del organismo de forma regular le ayuda a prevenir infecciones.

La elevación de la temperatura corporal permite que las células blancas puedan identificar y eliminar de forma más fácil las células infectadas con virus.  Los medicamentos que son vendidos para reducir la fiebre interfieren con este importante proceso natural permitiendo que la infección dure más y cause más daño en el proceso.

Buen número de estudios han señalado que tratar la fiebre con medicamentos puede prolongar y exacerbar la enfermedad.  Una mejor alternativa, mientras la fiebre no sea elevadamente peligrosa es mucho descanso, beber mucho líquido y dejarla que haga su trabajo como lo expresa la Academia Americana de Pediatría (3)

Por otra parte, se sabe que las proteínas de choque térmico protegen de las lesiones por choque séptico, una de las causas fatales del COVID-19. 

Informes recientes demuestran que, la expresión de muchas proteínas de choque térmico inducida por fiebre y que actúan contra la elevación de lesiones oxidativas es preocupante porque al suprimir la expresión de estas proteínas (es decir, al proporcionar un antipirético como el ibuprofeno) puede de hecho, potenciar efectos adversos a la hora de tratar la septicemia.

Así, cuando se eleva la temperatura del organismo sea, debido a la fiebre o por el uso de la sauna, las proteínas de choque térmico se activan y en su efecto, suprimen la réplica del virus.(4)

Desafortunadamente, en la actualidad, muchas personas no tienen acceso a la terapia de sauna, Inipi o temazcal.  Sin embargo, existe la opción original que es el ejercicio, del cual, se necesitan alrededor de 30 minutos que le permitan sudar profusamente para que se activen ciertas proteínas de choque térmico, principalmente la hsp (Heat shock Proteins por su sigla en inglés) 60 y 70 con una activación más moderada en las hsps más pequeñas.

Es recomendable en este tiempo practicar ejercicio moderado, por ejemplo, caminatas de 30-40 minutos, si las medidas de confinamiento lo permiten en su zona.  De otra manera, existen videos y tutoriales en Youtube para todos los niveles de ejercicio en casa; así como clases de yoga Vinyasa y Ashtanga que incorporan la respiración y movimientos de transición entre las posturas de yoga.

Recuerde que debe hacer adaptaciones.  No es recomendable salir a correr si no está acostumbrada(o).  Se debe iniciar con caminatas rápidas, luego incorporar piques cortos antes de recorrer un trayecto muy extenso al trote.  Lo mismo aplica para los otros ejercicios.

Por último, toda la avalancha de información de todo lo que sirve y qué no sirve para prevenir o tratar infecciones nos deja con una sensación latente de confusión.  He escuchado ¡médicos!, periodistas, influencers y demás, desmeritando los beneficios de algunos remedios caseros y más tarde en otro programa, avalando sus beneficios.

 

Como dice el doctor Bruce Lipton, médico de la Universidad de Stanford, Conneticut en Estados Unidos, en su libro “biología de la creencia”:

“Las células cerebrales traducen las percepciones mentales del mundo (creencias) a perfiles químicos únicos y complementarios que cuando secretan en sangre, controlan el destino de 50 billones de células en el organismo”.

Esto quiere decir que lo que usted CREA que es beneficioso para su organismo, para su ser, su cuerpo lo va a creer y actuará según esta creencia.

Así que escuche a su cuerpo: si usted cree que la vitamina C presente en los limones le va a dar la protección que necesita contra una infección, porque así lo ha experimentado antes, o es una tradición de la familia, o porque se ha informado sobre ello, así será. 

Si usted cree firmemente que meditar o rezar y conectarse con el Creador va a protegerle de la enfermedad, así será.  No deje que la lluvia de informaciones diferentes altere su calma.  Haga las cosas que usted sabe y cree que pueden mantenerle a usted y su familia en buen estado de salud. Está comprobado. (4)

 

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